Reportaje

Mascarillas manteras

El Sindicato Popular de Vendedoras Ambulantes de Barcelona, al inicio del confinamiento convirtió su tienda de camisetas del Top Manta en un taller de costura para fabricar material sanitario.
Se confeccionaron mascarillas y batas quirúrgicas para repartir solidariamente entre vecinas y Hospitales. Un total de 15.000 productos que al inicio de la pandemia, cubrieron la escasez de las administraciones sanitarias que no tenían posibilidad de cubrir todas las necesidades.
Debido al reducido tamaño de la tienda en abril se trasladó a un espacio ocupado cercano en el mismo barrio del Raval.
Cuando se levantó el confinamiento domiciliario, sufrieron un intento de desahucio de su taller de costura, en el que además vivían compañeros. Se detuvo gracias a la fuerza colectiva y vecinal del Raval y gente de otros barrios que acudió en su ayuda. Después de que su labor solidaria durante el confinamiento fuese aplaudida por las Instituciones, de haber sido denominados “héroes del COVID” por los medios de comunicación y de recibir incluso la visita del Presidente del Parlament de Catalunya, como muestra de agradecimiento, finalmente fueron desahuciados con promesas de reubicación, sin duda una forma más de romper el tejido social que estaba creciendo entre el vecindario y el Sindicato.

La tienda TopManta está en la calle d’En Roig, 13, en el barrio del Raval. A los pocos días de empezar el confinamiento iniciaron la fabricación de mascarillas.
Inicialmente empezaron con 7 máquinas.
Una chica coloca el hilo en la máquina de coser, en la máquina situada justo en frente se intenta solucionar un problema técnico.

Ante la necesidad de batas en los Hospitales se empezaron a confeccionar, bajo el asesoramiento de personal sanitario.
Un miembro del Sindicato cose la primera capa de protección que incluyen las batas.

Las máquinas de coser se habían comprado con el dinero de un premio de DDHH en reconocimiento a la labor social que llevan muchos años haciendo.
Un miembro mantiene tensa la tela mientras la máquina de coser va haciendo las puntadas.

Las estanterías de la tienda se vaciaron de camisetas y se llenaron de material textil.
Una mujer del Sindicato puntea la capa de protección que necesitan las batas sanitarias.

Las jornadas de trabajo eran completas.
Una de las muchas mujeres que se han volcado en ayudar en la confección de las mascarillas y batas sanitarias.

El trabajo de puntear es muy rutinario y tedioso.
Un chico aprovecha para escuchar música mientras cose.

Enseguida corrió la voz de este trabajo solidario del Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes.
Una empresa particular, les encargó lotes de mascarillas estampadas para merchandising.
Caja de cartón llena de mascarillas estampadas.

La tienda es un espacio muy pequeño, necesitan otro lugar donde instalar más máquinas de coser.
Activistas del barrio ocupan muy cerca de la tienda, un local abandonado, que durante un tiempo fue una narcosala, para trasladar el taller de confección.
Fachada del nuevo inmueble donde se instaló el Taller. Estaba situado en la calle Agustí Duran i Sanpere.

El nuevo local es un espacio grande y diáfano donde caben más de 20 máquinas de coser.
Un miembro del sindicato comprueba que la parte externa de una bata esté bien acabada.

Tres chicos trabajando en el nuevo taller de costura Top Manta.

Una mujer tensa la tela con la que está haciendo una bata sanitaria.

Cualquier máquina de coser en buen estado se usaba en la confección.
Una persona mide y corta la tela para las batas y en el fondo otras dos personas están cosiendo con máquinas antiguas.

La actividad en el taller siempre fue frenética hasta que las instituciones ya pudieron absorver todas las necesidades de la población y el personal sanitario.

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