Reportaje

Distancia

Una de las cosas que nos ha dejado la pandemia es la distancia. La separación no solo física entre personas, sino en diferentes formas, emocional, social o afectiva.

Señora haciendo acopio de productos con guantes y con una mascarilla improvisada. Aún no había existencias de fpp2. La mía la tenía de cuando hacía bici. Tuve que usar la misma durante un mes

Hombre aún sin mascarilla compra en solitario y con distancia con respecto al tendero. En todos nosotros se podía percibir el miedo en los ojos y la distancia entre nosotros más como prevención que como cortesía

Segundo día de poder salir. Yo conseguí hacer fotos a más de 1 kilómetro de distancia de mi casa yendo en bici. La dejaba en el suelo y me ponía a hacer fotos. Aquí la Almudena con gente que podía empezar a tomar las calles con calma, dejándose calentar por el sol. Norma fundamental, la distancia entre personas

Cualquier sitio era bueno para estar a solas con uno mismo y fuera de casa. Un banco en un sitio anodino era suficiente. Y nuevamente distancia, mucha distancia entre personas.

La Filomena se sumó a los momentos difíciles de la dichosa pandemia. Pero nos sentó como un soplo de aire, como un regalo para el niño que todos llevamos dentro. Aquí una constante de esta serie, la distancia como nuevo modo de relación entre personas

Felipe se mantuvo durante el encierro bastante contento, o eso nos hacía ver. Hasta el final del encierro que estuvo una semana sin aparecer. A todos se nos hizo largo. Aquí saluda a la gente de la calle, entre ellas a la mujer de la siguiente foto. Vecinos de toda la vida.

Esto es del segundo día de salida en estampida de las casas. Aquí la distancia entre el perro y su dueña. Los perros esos días estaban muy nerviosos, acostumbrados a las calles solitaria que de repente se llenaron de gente.

Aquí el contraste de un hombre que salía a hacer ejercicio en los primeros días y el tendero sin mascarilla dejando ver en su cara la frustración de los días vividos, la desesperanza.
LA distancia entre ellos no es solo espacial, sino de estado de ánimo.

Uno de los primeros días que pudimos salir cayó una gran tromba de agua y pude permanecer cerca de este charco para fotografiar a los viandantes, siempre con la distancia a cuestas

Asun, a la izquierda mujer de barrio dónde las haya. Todos los días bajaba a la calle, inicialmente con una mascarilla quirúrgica que le conseguí y luego con Fpp2 y un clinex bajo dicha mascarilla. En la época más cruda la veía 2 o 3 veces por la calle. A ella no le quitaban el barrio. Aquí hablando con la debida distancia con una vecina

En algunos momentos me preocupé por la vecina de abajo, ya que no la oía durante el encierro. Era tal el miedo que tenía que no era capaz de asomarse a la barandilla de su terraza. Solo alcancé a ver sus pies enjutos en sus zapatillas de andar por casa. Esta foto muestra muy bien su miedo y la distancia con la realidad.

Distancia hasta para aplaudir. Tanta soledad estando juntos

Durante la cuarentena me dediqué a alimentar a las aves de la calle. No les faltaba sus granos que iba dejando mientras iba camino a por el pan e incluso en el alfeizar de la ventana. Así las palomas fueron ganando confianza y perdieron el miedo. Tan cerca y tan lejos de mi gata Delilah. Distancia

No conozco su nombre, pero salía muchos días a las 20 horas a aplaudir a los sanitarios bajando al portal. Debía vivir en un piso interior y la verdad, el momento de los aplausos fue un chorro de energía diario muy necesario.

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