Reportaje

Hogar

La alarma sanitaria producida por la pandemia de COVID-19 ha provocado que los gobiernos de la mayoría de países del mundo tomen medidas drásticas para evitar el contagio, como el confinamiento domiciliario de la población. España es uno de los países más afectados por esta pandemia y uno de los que ha tomado unas medidas de confinamiento más duras y restrictivas. Durante estos días de crisis mundial producida por la pandemia, hemos visto muchas imágenes de ciudades con calles desiertas y balcones repletos, pero poco o nada vemos de lo que ocurre en el mundo rural, de cómo se está viviendo esta crisis y confinamiento en las pequeñas poblaciones. Este proyecto constituye un retrato íntimo y personal sobre mis padres, en el que relato su vida dentro de casa durante el periodo de confinamiento en España. Mi madre, M.ª Jesús, Chus como le llama todo el mundo, tiene 72 años y mi padre, Francisco, Paco, tiene 77. Ambos, mayores de setenta años, son considerados personas de riesgo para la COVID-19. Viven en Badarán, una pequeña localidad que no llega a los quinientos habitantes, en La Rioja, una de las regiones del país más afectadas por el coronavirus. Llevan cuarenta y cinco años casados y viviendo juntos en la misma casa donde han vivido siempre. Es en esta casa donde yo me crié, y a la que ahora he vuelto para pasar este confinamiento con ellos. Este trabajo es un ensayo sobre la cotidianidad en el hogar, la convivencia y las relaciones personales, un retrato sobre los momentos del día a día en este periodo de pandemia y confinamiento tan nuevo y extraño, donde se reflejan la incertidumbre y la preocupación, pero también el cariño, la confianza y el amor.

Paco se afeita en la mañana de un nuevo día de confinamiento.

Chus y Paco se ríen mirando uno de los mensajes graciosos de WhatsApp que tanto llegan durante estos días. El teléfono móvil que miran es el de Chus, ya que Paco no tiene móvil, nunca ha querido tener uno.

Francisco (Paco) pasa gran parte del tiempo durante el confinamiento haciendo pasatiempos, los sudokus son sus preferidos.

Chus se prueba una mascarilla confeccionada por una mujer del pueblo, Angelines, que regenta una de las tiendas de la localidad. Estos días Angelines está realizando mascarillas altruistamente para la gente del pueblo. Para su confección utiliza telas y materiales que tiene en su establecimiento. Cada mascarilla que realiza está personalizada, con un estampado diferente. Esta es la que le ha regalado a Chus.

Chus le corta el pelo a Paco en el salón de casa.

Paco hace ejercicio en la bicicleta estática que tienen en la habitación mientras Chus lo mira.

Chus hace ejercicios de gimnasia en su habitación. Algunos días hacen deporte en casa.

Chus y Paco sentados en el sofa del salón.

Chus pasea dando vueltas por la terraza de la casa. Durante estos días en los que no se puede salir a la calle, la terraza se ha convertido en el único lugar donde pasear y poder tomar un poco el aire.

Chus y Paco en medio de una discusión en la cocina después de comer. En esta situación en la que se pasa tanto tiempo juntos y en el que las emociones están a flor de piel, las discusiones suelen ser una constante.

Tras haber tenido una discusión, cada uno se sienta en una habitación diferente de la casa.

Chus se apoya en su cocina, con el delantal puesto tras haber hecho la cena. Las preocupaciones por la situación actual de incertidumbre se reflejan en su cara.

Muchas noches después de cenar, juegan una partida a las cartas o a otros juegos de mesa. Este suele ser el momento más divertido y alegre del día.

Al final del día, antes de acostarse, Chus se desviste para ponerse el pijama bajo la mirada de Paco, que ya está metido en la cama.

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