Reportaje

La CuBa

La revista Time Out declaró a Lavapiés como el barrio más cool del planeta, pero con la crisis de la COVID-19 y el estado de alarma decretado por el gobierno, la realidad del barrio salió pronto a la luz. Muchos de sus vecinos viven en la precariedad absoluta (manteros, migrantes sin papeles, jóvenes en paro, ancianos con pensiones bajas y movilidad reducida, hacinamientos, infraviviendas…). Ante la situación de desamparo, los vecinos del barrio más étnico de Madrid, que hasta hace poco luchaban contra la gentrificación de Lavapiés, se unieron para paliar esta situación, organizando la despensa solidaria La CuBa (Lavapiés Cuida del Barrio). La CuBa, con más de cien voluntarios, empezó gestionando el reparto de alimentos (que surgió del Club Elemental de Fútbol Los Dragones de Lavapiés) en el Teatro del Barrio, obligado a cerrar durante el estado de alarma. Durante los tres meses que estuvo en funcionamiento, distribuyó productos semanalmente a ochocientas familias y hasta seiscientas personas en situación de calle. Se priorizó siempre la atención a hogares con menores, personas con alguna enfermedad o mayores. En tres meses, La CuBa consiguió recaudar unos 75.000 € en donaciones, que se destinaron íntegramente a ayudar a cubrir las necesidades básicas de los vecinos en situaciones más vulnerables. Primero a través del reparto en nuestra despensa, después en las compras de las familias en los comercios del barrio, y más tarde con donaciones al resto de colectivos que sí siguen soportando la emergencia alimentaria. Las donaciones llegaron de diversas partes, asociaciones vecinales, comerciantes o restaurantes que, por otra parte, se vieron obligados a cerrar sus puertas.

Todos los días llegaba comida para distribuir entre los vecinos de Lavapiés desde distintas entidades como comerciantes del barrio, el Banco de Alimentos, Mercamadrid o particulares.

Vecino de Lavapiés recogiendo su cesta de comida.

Detalle de cesta de comida portada por un usuario.

Durante la distribución de las cestas de comida se hizo imprescindible el manejo de bases de datos para conocer las necesidades de cada familia.

Con el dinero que llegaba de las donaciones, todas las mañanas se hacía una compra para completar las necesidades de las cestas de comida.

Voluntarios de la Plataforma La CuBa recepcionan donaciones de comida para su almacenamiento en el local del equipo de fútbol infantil los Dragones de Lavapiés.

Voluntaria de la Plataforma La CuBa seleccionan productos perecederos para incluir en las cestas solidarias de comida.

Donde antes había un escenario y actores en el Teatro del Barrio, ahora hay voluntarios de la Plataforma La CuBa, que preparan bolsas de comida que previamente se han cocinado en alguno de los restaurante del barrio que colaboran para dar comida caliente a las personas en situación de calle.

Joven migrante en situación de calle come comida caliente que previamente se ha cocinado en alguno de los restaurante del barrio de Lavapiés

Voluntarios de la Plataforma La CuBa transportando comida de la despensa solidaria por el barrio de Lavapiés para hacerla llegar a todos los usuarios que por cualquier motivo no pueden acercarse al Teatro del Barrio a recoger su cesta.

Anciana con movilidad reducida, que habita en un piso alto sin ascensor, recibe alimentos de una voluntaria de la Plataforma La CuBa a través del sistema rudimentario de una cuerda por la ventana.

Voluntario de la Plataforma La CuBa portan una cesta de comida a usuarios de movilidad reducida.

Recepción por parte de un usuario de una cesta de comida transportada por un voluntario de la Plataforma La CuBa.

Algunos restaurantes de Lavapiés cerrados durante el estado de alarma se sumaron a la Plataforma La CuBa para preparar hasta seiscientas comidas calientes para las personas en situación de calle.

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