Reportaje

Inhumación en soledad

Inhumación de una persona fallecida por COVID-19, cuando las medidas sanitarias limitaban el acceso de los familiares a los entierros. La inhumación fue un mes después del fallecimiento. La placa del nicho no se mandó cambiar para no dificultar las labores del cementerio, que en esos tiempos estaba desbordado. Reza únicamente la plegaria por el marido de la difunta, desde 1988.

Familiar de una persona fallecida por COVID-19 sigue el coche que transporta las cenizas de su familiar fallecida, hasta el nicho donde se realizará la inhumación.

Los operarios del cementerio esperan a los familiares para realizar la inhumación, mientras terminan de abrir el nicho.

El familiar de una persona fallecida por COVID-19 llega en soledad, con las cenizas de su familiar fallecida a la galería de nichos donde se realizará la inhumación.

Los operarios del cementerio reciben al familiar de la persona fallecida que llega en soledad, con las cenizas para realizar la inhumación.

Detalle de la funda que transporta la urna con las cenizas y una rosa que los familiares querían introducir en el nicho.

Uno de los operarios introduce la urna con las cenizas en el nicho, mientras el familiar de la fallecida entrega la rosa al otro operario, para que puedan ponerla en el interior del nicho.

Los operarios del cementerio sellan la placa que cierra el nicho tras introducir las cenizas de la fallecida.

Detalle de la placa del nicho en el que descansan dos personas. La placa del nicho no se mandó cambiar para no dificultar las labores del cementerio, que en esos tiempos estaba desbordado. Reza únicamente la plegaria por el marido de la difunta, desde 1988.

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