Reportaje

World Central Kitchen

Las colas del hambre, que aparecieron a principios del confinamiento, hicieron surgir despensas solidarias de comida en muchos barrios de Madrid. Organizaciones vecinales, parroquias, comedores sociales y el Banco de Alimentos realizaron un esfuerzo sobrehumano para responder a esta crisis alimentaria. A todas estas iniciativas que, en general, hubieron de contar con sus propios medios y funcionaron con muy escaso apoyo de las instituciones públicas cuando lo hubo, se sumó también una ONG estadounidense. La organización World Central Kitchen fue creada por José Andrés, un famoso cocinero español asentado en Estados Unidos. La organización llegó a Madrid en plena pandemia, alrededor del 20 de marzo, para responder a la emergencia alimentaria que golpeaba a la ciudad, empezando con la preparación y reparto gratuito de unos novecientos cincuenta menús al día. A finales de mayo distribuían ya casi trece mil menús diarios. La cifra iba creciendo y la organización abrió sus cocinas en otras ciudades. Todo el trabajo se realizó de manera voluntaria, mientras que los alimentos y los gastos derivados de la cocina son cubiertos por donaciones que provienen del mundo entero. Lo único que la organización recibió de parte de las instituciones públicas de Madrid fue la cesión de las instalaciones de la Escuela Municipal de Hostelería (en Santa Eugenia), pero con los gastos a cargo de la WCK. Para evaluar la necesidad diaria de menús, la ONG colaboró con el Banco de Alimentos, asociaciones, parroquias e incluso Cruz Roja. Una parte del reparto de menús fue asegurada por la propia ONG, que utilizaba a este fin furgonetas alquiladas y pagadas por ella. El resto del reparto se hacía a través de las asociaciones y sobre todo gracias a los bomberos, que todos los días salían voluntariamente para llevar las comidas a los más necesitados.

Cocinas de la Escuela Municipal de Hostelería en Santa Eugenia, Madrid en las que la ONG World Central Kitchen (WCK) preparaba menús a diario.

Karla Hoyos, cocinera enviada desde Estados Unidos por José Andrés para instalar y dirigir las cocinas de la ONG WCK en Madrid. “Queremos dar más que solo la comida para que, cuando la gente lo reciba, se sienta mimada también. Somos chefs, nos importa cómo se prepara todo y además tenemos en cuenta el hecho de que, para mucha gente, será la única comida que van a tener en el día. Tienen que comer algo que tenga valor nutritivo, que sepa bien y que les dé también ánimo”. Karla Hoyos.

Voluntarios de la ONG WCK en la cocina de la Escuela Municipal de Hostelería en Santa Eugenia, Madrid.

Karla Hoyos, chef enviada desde Estados Unidos por José Andrés para instalar y dirigir las cocinas de la ONG WCK en Madrid.

Una voluntaria de la ONG WCK prepara menús para repartos de comida.

Parte de los menús preparados por voluntarios de la ONG WCK para el reparto del día siguiente.

Una voluntaria de la ONG WCK en la cocina de la Escuela Municipal de Hostelería en Santa Eugenia, Madrid.

Una voluntaria de la ONG WCK en la cocina de la Escuela Municipal de Hostelería en Santa Eugenia, Madrid.

Voluntarios de la ONG WCK en la cocina de la Escuela Municipal de Hostelería en Santa Eugenia, Madrid.

Parte de los menús preparados por voluntarios de la ONG WCK para el reparto del día siguiente.

Reparto de menús preparados por la ONG WCK.

Para repartir sus menús, la organización contaba con el apoyo voluntario de los bomberos de Madrid, entre otros colectivos.

Reparto de menús preparados por la ONG WCK a personas necesitadas.

Reparto de menús preparados por la ONG WCK a personas necesitadas.

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