Reportaje

Somos tribu

“¡Piensa que hay gente que no ha trabajado durante un mes y ya no tiene ni para comer! ¿En qué condiciones estaban viviendo antes para que, cuando no trabajan un mes, no tienen un colchón suficiente ni para comer? ¿Tan hasta el cuello estamos viviendo? ¿En esta tierra de libertad? Da que pensar… Y no son cuatro gatos…” Mikel, voluntario de la despensa solidaria La Horizontal de Vallecas, Madrid. En una sociedad que funciona de forma equilibrada y que protege de igual manera a todos los componentes de su población, tres meses de pandemia no deberían causar las colas de hambre como las que hemos visto en Madrid. Si aparecieron es porque hay problemas más profundos que condenan a ciertos segmentos de la población a una vulnerabilidad más aguda en situaciones como la que estamos viviendo. A nivel social, lo que la pandemia parece demostrar con más fuerza es que un importante porcentaje de la población vive en una situación que no les garantiza recursos ni para un mes de confinamiento. Un encierro realizado en condiciones que permitan mantener un nivel de vida digno resultó inalcanzable o casi un lujo para muchos. Este reportaje parte de la crisis alimentaria que golpeó Madrid, centrándose en la documentación del fenómeno de las despensas solidarias que aparecieron por todas partes en la ciudad. Decidí incluir tres: La Villana de Vallekas, La Brecha y La Horizontal. Todas están situadas en el barrio de Vallecas, uno de los más impactados por la COVID, y hacen parte de una iniciativa solidaria más amplia, llamada Somos Tribu. Me interesé también por la situación de las personas que necesitan apoyo a través de despensas de comida, comedores o cocinas solidarias. Sus retratos y testimonios permiten aportar elementos que muestran el riesgo del aumento de pobreza y de exclusión social en estos casos.

Un voluntario prepara cajas para repartir comida en La Villana de Vallekas. En las despensas como esta, toda la labor se hace de manera voluntaria y solidaria sin ningún apoyo por parte de las instituciones a pesar de que, en muchos casos, los mismos servicios sociales derivan la gente a estas despensas.

Un voluntario prepara cajas para repartir comida en La Villana de Vallekas. En las despensas como esta, toda la labor se hace de manera voluntaria y solidaria sin ningún apoyo por parte de las instituciones a pesar de que, en muchos casos, los mismos servicios sociales derivan la gente a estas despensas.

Despensa solidaria organizada en el centro autogestionado La Horizontal del barrio de Vallecas, Madrid.

Flavio y Nivaldo ayudan en la preparación de cajas de comida en La Brecha, otro centro sociocultural autogestionado en donde los vecinos organizaron una despensa solidaria autosugestionada. Flavio y Nivaldo acudían allí cada dos semanas para recoger alimentos y, en contrapartida, se involucraban en la preparación de cestas para otros. Flavio y Nivaldo, una pareja gay de Brasil, llegaron a España en diciembre del año pasado con la intención de pedir asilo. La pandemia les sorprendió en pleno procedimiento por lo que no tenían derecho ni a trabajar ni a cualquier tipo de ayuda social. En mayo se encontraron delante un dilema: pagar el alquiler o comprar la comida.

En Brasil tenían su vida arreglada: Flavio trabajaba en el sector turístico mientras que Nivaldo (en el centro en la foto) daba clases de Historia del Arte en una escuela pública. Tenían un buen nivel de vida, pero las nuevas políticas de Bolsonaro les decidieron a emigrar. Durante la pandemia buscaron pequeños trabajos, recogiendo patatas o limpiando, pero seguían sin papeles. Se resolvieron a buscar ayuda recurriendo a organizaciones como Cáritas o la Cruz Roja, ofreciéndose al mismo tiempo para trabajos de voluntariado durante la pandemia. Ni su petición ni su oferta fueron atendidas. Con los servicios sociales consiguieron hablar después de llamar con insistencia al 010, para oír finalmente que no les corresponde ninguna ayuda. La asistente social, disculpándose, les propuso una cesta de comida como una ayuda excepcional que no se podría repetir.

Mohammed, uno de los usuarios de la despensa solidaria en La Villana de Vallekas, en su casa del barrio de Vallecas, Madrid. Mohammed, 74 años, Marruecos, vino a España con un visado de turista hace doce años. Desde entonces ha intentado arreglar su situación administrativa varias veces, arguyendo su arraigo en la sociedad, pero obtuvo respuestas negativas. Ahora no tiene ningún trabajo regular y durante la pandemia se quedó prácticamente sin recursos. Vive en una casa ocupada, un edificio gestionado por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) en Vallecas. Mohammed padece diabetes y tiene además problemas oculares. Ocasionalmente los vecinos o los compañeros de la asamblea de la PAH le ayudan a sufragar los costes de los medicamentos. Para comer recurre a comedores sociales y a despensas como la que se organizó en La Villana de Vallekas.

Enriqueta con su hija Lidia, usuarias de la despensa solidaria La Brecha, en su casa del barrio de Vallecas, Madrid. Enriqueta, 50 años, España, vive en un piso de cuarenta metros cuadrados. En dos minúsculas habitaciones se acomodan cinco personas. Una de las habitaciones la comparte Enriqueta con su hija Lidia, de 10 años. Otra está ocupada por el hijo de Enriqueta, su mujer y su bebé de un año. La casa está ocupada aunque, desde que vive en ella, Enriqueta reclama un alquiler social. Enriqueta anima a su hija a estudiar para que en el futuro pueda teletrabajar y ganarse mejor la vida. Durante la pandemia Lidia no pudo estudiar: no tenía ordenador, el acceso al Internet era precario y solo a través del móvil de su madre. En esta casa, la escuela online fue un sueño al que Lidia pudo finalmente acceder solo al final de la pandemia, gracias a la generosidad de un hombre que, cuando se enteró de la situación de la familia, le regaló un ordenador de segunda mano.

Andrea, 43 años, Chile, en la habitación que comparte con su hija de 6 años. Andrea llegó a España hace cinco años, tiene dos carreras universitarias terminadas y un nivel alto de inglés; en Chile trabajaba en el sector de la ingeniería de minas. Activista ya en su país, en Madrid empezó a involucrarse en el movimiento feminista y en el centro sociocultural autogestionado La Brecha. Aquí trabaja de noche en un hotel, pero hasta ahora sin papeles. España es uno de los países de la Unión Europea con mayor volumen de economía sumergida. Al margen de todas las consecuencias negativas que tiene la falta de regularización, durante esta pandemia las personas que se ven en la obligación de trabajar sin papeles se quedaron sin recursos ni posibilidad de pedir cualquier tipo de ayuda. Gracias a sus ahorros, Andrea podía pagar las facturas pero para comer tuvo que recurrir a la despensa en La Brecha.

Araceli, una de las usuarias de la despensa solidaria en La Villana de Vallekas, en su casa del barrio de Vallecas, Madrid. Araceli, 63 años, nacida en Mexico, creció y pasó gran parte de su vida en Estados Unidos y Canadá. Desde 2000 vive en España. Siempre se buscó la vida a su manera y desde que está en España ha intentado conseguir varios trabajos, desde profesora y traductora de inglés (es bilingüe) hasta administrativa. Pero como ella dice: “aquí, si no tienes un diploma, tu experiencia por larga que sea no vale para nada.”

Araceli recoge la comida en el centro La Villana de Vallekas, barrio de Vallecas, Madrid. Para comer, Araceli acude cada día al comedor social del barrio y una vez a la semana a la despensa solidaria La Villana de Vallekas. “Lo que traigo del comedor y de la despensa lo comparto con una mujer mayor que vive sola desde hace dos años. Se escapó de su casa porque la maltrataba su marido, y todavía tiene miedo de salir a la calle, por si la encuentra.”

Despensa solidaria organizada en el centro autogestionado La Horizontal, en el barrio de Vallecas, Madrid.

Los voluntarios Javier y Cuca reparten comida en cestas destinadas para familias. Centro sociocultural La Villana de Vallekas del barrio de Vallecas, Madrid.

Un vecino recoge una cesta de comida para su familia. Centro sociocultural La Villana de Vallekas, barrio de Vallecas, Madrid.

Centro sociocultural La Villana de Vallekas, donde se organizó una de las despensas solidarias de Madrid.

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