Reportaje

Living with COVID

El estado de alarma se declaró en España el 14 de marzo. La idea de no poder salir de casa durante un tiempo indefinido ha despertado en mí muchos sentimientos diferentes y a veces contradictorios. Esta tensión es la que me ha empujado a dibujar y producir estos retratos. La lista es larga… el miedo al cambio, al aislamiento, a la convivencia 24/7 con familiares, a no poder besar y abrazar liberamente, a la responsabilidad de los estudios de los hijos, la ansiedad por la pérdida de trabajo y la consecuente inseguridad económica, el miedo al contagio para ti y tus familiares y amigos lejanos y cercanos… Y, por otro lado, el cambio como oportunidad, la confirmación de que la libertad es un estado mental, que el tiempo es demasiado valioso para desperdiciarlo en cosas que no son importantes y que el tiempo te permite saber cuáles son estas cosas, el valor del silencio que permite a tu propia “voz”, estremecida por tantos ruidos del día a día, volver a emerger… Cinco días después de empezar el estado de alarma cumplí 49 años, un número suficientemente grande para permitirme un mínimo de distancia de la vida y observar al ser humano con ojo crítico y una sonrisa. Nuestras reacciones frente a una situación tan ajena son increíbles, observarlas es una oportunidad para conocernos mejor. Me han hecho reflexionar las compras compulsivas, los trajes estrafalarios que la gente se ha construido para salir a la calle, el ansia de conectarse a la redes para decir lo aburridos que estamos después de dos días de estar encerrados en casa. El miedo, en fin, que sentimos de estar con nosotros mismos y perder esas cosas que por efímeras que sean nos dan cierta ilusión de seguridad. Es ahora el momento, el momento de valorar y cambiar.

Aún no entiendo por qué las personas le tienen tanto pánico a quedarse sin papel higiénico. Regina dei Rotoloni es una marca italiana de papel higiénico muy suave.

Cuando empezó el confinamiento me preocupaba mucho vivir-convivir en un espacio limitado, luego descubrí que a veces las limitaciones son exactamente lo contrario (el famoso «menos a veces es más»).

Trabajamos, estudiamos, socializamos y compramos todo mediante una pantalla… nuestras vidas virtuales en cuarentena.

El confinamiento ha sido como vivir en una burbuja del tiempo.

Compra compulsiva y gimnasia en casa. Pánico, irracionalidad y creatividad todo en uno.

Trabajamos, estudiamos, socializamos y compramos todo mediante una pantalla… nuestras vidas virtuales en cuarentena.

Cuando empezó el confinamiento me preocupaba mucho vivir-convivir en un espacio limitado, luego descubrí que a veces las limitaciones son exactamente su contrario (el famoso menos a veces es más).

Dos meses de este mantra y quién sabe cuánto tiempo más… seguramente dañará nuestras capacidades de socializar.

Trabajamos, estudiamos, socializamos y compramos todo mediante una pantalla… nuestras vidas virtuales en cuarentena.

Cuando empezó el confinamiento me preocupaba mucho vivir-convivir en un espacio limitado, luego descubrí que a veces las limitaciones son exactamente lo contrario (el famoso menos a veces es más).

Confinamiento, diez semanas de vida sedentaria.

Nuestros hijos están creciendo en un mundo amenazador, desde el terrorismo hasta los desastres del cambio climático y ahora la pandemia… Me pregunto qué tipo de mecanismos de autoprotección desarrollarán.

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