Reportaje

Duelo y confinamiento

Los procesos de duelo en el marco del confinamiento obligado han sido un reto difícil para muchas familias. Mi padre enviudó pocos meses antes del confinamiento. La soledad repentina fue algo con lo que tuvo que aprender a vivir. Por suerte es una persona de carácter independiente y de salud muy fuerte. Acostumbrado a madrugar, encontró en sus visitas diarias al mercado donde trabajó toda su vida el soporte emocional para seguir adelante sin su mujer. El confinamiento lo encerró en casa y repentinamente volvió la soledad que consiguió burlar. Fue una etapa de regresión muy dura para él y para los que le rodeábamos. La televisión encendida durante doce horas diarias fue su única compañía, excepto cuando lo visitábamos puntualmente. Tuvo que cocinar y comer solo, limpiar la casa, hacer su cama a días alternos… A toda una generación que creció durante la posguerra, les ha tocado superar un nuevo reto difícil de asimilar y entender.

Aprendiendo a cocinar.

Sus labores.

Alegría.

Papá y mamá.

Buen provecho.

De día y de noche.

La visita.

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