Reportaje

Soledades en tiempos de pandemia

Las consecuencias de la soledad y el aislamiento es algo terrible bajo cualquier circunstancia. Pero si a esto se suma una pandemia, donde se prohibe reunirse con familiares o amigos y en la que el riesgo de enfermar y morir a causa del virus multiplica exponencialmente esa sensacion de vulnerabilidad, entonces, esto da lugar a una epidemia dentro la propia pandemia. Este ensayo fotográfico intenta transmitir la soledad que sufren muchas personas, entre ellas las más vulnerables, en una pandemia. Estas personas y sus problemas estaban ahí antes de la crisis pero, como en muchos otros aspectos, su soledad quedó aún más al descubierto por la propagación de un virus que ya ha afectado a 86,3 millones de personas y provocado más de dos millones de muertes en todo el mundo

Una mujer mayor mira a la calle sentada en el salón de una residencia de mayores durante el periodo de confinamiento para contener la epidemia de coronavirus en Barcelona. (AP Photo/Emilio Morenatti)

Un hombre duerme envuelto en una sábana en un parque público en Barcelona.

Una mujer toma el sol apoyada en la ventana de su cocina durante el periodo de confinamiento impuesto por el Gobierno para contener la epidemia de coronovirus en Barcelona.

Ghana Gutierrez, 32 años, permanece sentado en una calle vacía antes de pasar la noche al raso, durante el periodo de confinamiento impuesto por el Gobierno para contener la epidemia de coronovirus en Barcelona.

Un hombre sin hogar duerme en la entrada de un hotel cerrado durante el periodo de confinamiento impuesto por el Gobierno para contener la epidemia de coronovirus en Barcelona.

Un mujer camina arrastrando un carro con sus pertenencias en el centro de Barcelona, durante el periodo de confinamiento impuesto por el Gobierno para contener la epidemia de coronovirus.

Francisco España, 60 años, toma el sol mirando al Mediterráneo frente al Hospital del Mar en Barcelona. Francisco pasó cincuenta y dos días ingresado en la Unidad de Cuidados Intesivos del hospital curándose de una infección de coronavirus. Hoy sus médicos le permitieron pasar casi diez minutos frente al mar como parte de una terapia de recuperación tras su largo periodo ingresado en cuidados intensivos.

El último ataúd que contiene una víctima de la COVID-19, permance en el parking subterráneo convertido en morgue del tanatorio de Collserola en Barcelona. El tanatorio cerró así esta morgue temporal, que acogió en su parking a las victimas de la pandemia tras cincuenta y tres días de uso y donde albergó más de 3.200 cuerpos, todos victimas de la pandemia.

Rosa Otero, 83 años, toma su cena de Navidad en su casa de Barcelona.

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