Reportaje

Éxitus

La pandemia del coronavirus nos ha puesto la muerte frente a frente; nos ha hecho entender, más que nunca, que no entiende de edades ni procedencias. En España, uno de los países europeos más afectados por este virus, la cifra supera los cincuenta mil fallecidos. Pero, ¿qué hay detrás de ella? ¿Por qué ha sido tan difícil para los fotoperiodistas documentar gráficamente la peor consecuencia del coronavirus? Con una investigación que lleva en curso meses, el proyecto Éxitus se esfuerza en retratar todas las caras de una realidad que nadie quiere ver. Ahora bien, no solo se centra en la propia muerte o el duelo, más extraño que nunca en estos tiempos donde casi se nos prohíbe abrazar, sino que también da voz y rostro a todos los profesionales que lidian día a día con las defunciones. Éxitus hace un seguimiento de los técnicos de urgencias que transportan a fallecidos que han muerto solos en sus casas, de los familiares que abrazan a sus seres queridos, y también a aquellos profesionales que trabajan en el sector de la funeraria. Con este seguimiento, Éxitus pretende poner en valor el ingente trabajo y responsabilidad al cual se enfrentan expertos como los tanatopractores. En plena pandemia también trabajaron más de doce horas seguidas, fueron los que estuvieron en contacto con aquellos muertos que nadie se atrevía a tocar, pero son ellos los que aún no tienen una profesión debidamente regulada en Catalunya. De hecho, aunque ellos hagan todo el proceso, quien debe firmar la autopsia y el reconocimiento es un médico, no ellos. Esta falta de reconocimiento, además de una pandemia que no entiende de descanso, satura a un sector silenciado y menospreciado por las administraciones.

Trabajadores de la empresa de servicios funerarios Mémora retiran el cuerpo exitus de COVID, de Teodora Ros Plana, sor Ros, de 103 años, del convento de Llar Verge de Gracia. La sor Superior da el último adiós a sor Ros.

Trabajadores de la empresa de servicios funerarios Mémora retiran el cuerpo exitus de COVID, de Teodora Ros Plana, sor Ros, de 103 años, del convento de Llar Verge de Gracia. La sor Superior da el último adiós a sor Ros.

Ataúdes en la morgue del tanatorio de Sancho de Ávila preparados para introducir los exitus y que los tanatopractores de la empresa de servicios funerarios Mémora puedan prepararlos antes de ser entregados a sus familiares.

Un exitus es dispuesto en un ataúd por tanatopractores de la empresa de servicios funerarios Mémora, en el tanatorio de Sancho de Ávila, para que puedan proceder a su preparación, antes de ser entregado a sus familiares.

Un exitus es preparado por tanatopractores de la empresa de servicios funerarios Mémora, en el tanatorio de Sancho de Ávila, antes de ser entregado a sus familiares.

Un tanatopractor en el tanatorio de Girona de la empresa de servicios funerarios Mémora, desinfecta un exitus con COVID, antes de cerrar el ataúd.

Una niña de 4 años, muerta por causas oncológicas, es preparada por tanatopractores de la empresa de servicios funerarios Mémora, en el tanatorio de Sancho de Ávila, para que su familia le dé su último adiós.

Una tanapractora y un trabajador de la empresa de servicios funerarios Mémora, en el tanatorio de Sancho de Ávila, en el montacargas donde trasladan los exitus a la morgue para que puedan prepararlos.

El cuerpo exitus de COVID, de Teodora Ros Plana, sor Ros, de 103 años, preparado para introducirlo en el frigorífico destinado para COVID, en el tanatorio Sancho de Ávila, de la empresa de servicios funerarios Mémora, en Barcelona.

Amigos de Elfriede Eicher Schatz, de 85 años y de origen alemán, le dan su último adiós antes de ser incinerada en el crematorio de Montjuic, tras morir por COVID en la residencia donde vivía. Ante la rapidez de su muerte por COVID y la avanzada edad de sus hermanos en Alemania, les fue imposible trasladarse a Barcelona para poder despedirse de ella.

Un trabajador del crematorio de Montjuic dispone el ataud con los restos de Elfriede Eicher Schatz, de 85 años y de origen alemán, muerta por COVID en la residencia donde vivía, para que pueda ser incinerada en los hornos que tienen en los subsuelos del crematorio.

Marianch en dos meses ha perdido a sus padres y a su esposo, pues su madre Aurora Deiros murió por COVID a los 94 años. Aprovecha el funeral de su esposo Emilio Antonio Carrillo, fallecido de causas naturales, a los 69 años, para enterrarlos juntos en el cementerio de Montjuic de Barcelona. Marianch con las cenizas de su madre.

Familia de Francesc Vidal Sants, sus dos hijos y mujer, fallecido a los 72 años por un posible COVID y enterrado en el cementerio de Montjuic de Barcelona, en la primera oleada de la pandemia, donde solo se permitia un máximo de tres familiares en el cementerio.

Un trabajador del cementerio de Montjuic de Barcelona, protegido por un equipo de protección individual, arroja herbicida en nichos.

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