Reportaje

Confinados en familia (numerosa)

El viernes 13 de marzo entra en vigor el confinamiento de toda la población en sus casas. Con los colegios cerrados la casa se convirtió en el sitio natural durante el siguiente mes y medio. Dinámicas ya adquiridas y nuevas rutinas hacen de este tiempo momentos históricos de convivencia entre los tres hijos, Inés (8), Pablo (6) y Gael (2), y la pareja de padres de una enfermera y un fotógrafo de prensa.

Confinados en casa por el coronavirus. El mundo de la cultura se vuelca con el momento ofreciendo directos desde sus casas a través de las redes. La pequeña pantalla del móvil nos sirve para seguir el concierto que Rozalén y Beatriz dan en directo vía Instagram desde su casa, y para recordar el que pudimos disfrutar en vivo hace unos meses en Burgos.

Confinados en casa por el coronavirus. Hoy hemos modificado la máxima de «con la pelota no se juega en casa» y hemos convertido el pasillo en una calle de bolos. Que no se entere su madre, pero también hemos jugado un partidillo de fútbol, hemos hecho un poco de tenis y hasta hemos jugado a campos quemados. Gael, de 2 años, disfrutando del momento.

Confinados en casa por el coronavirus. Sin haber concluido el primer plazo dado de estado de alarma, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anuncia que se ampliará otros quince días, hasta el 11 de abril. Se considera una medida imprescindible para contener la propagación del coronavirus. Parece ser que esto no es algo momentáneo y ha venido para quedarse un buen tiempo. Despertamos otro día más… Y seguía ahí.

Confinados en casa por el coronavirus. Los pequeños son los que nos están dando una constante lección diaria de sobreponerse y reinventarse y sobre todo no dejar de tomarse la vida como el juego que es. Las carcajadas más grandes que han salido en estos días han sido provocadas precisamente por ellos. La harina que ha servido para preparar sabrosos dulces en familia sirve también para sumarse a los muchos retos que estos días se comparten por las redes. Pablo, 6 años.

Confinados en casa por el coronavirus. Con el poco espacio de la casa para desarrollar el día a día, un momento importante del día es en el que con las directrices de algún vídeo de YouTube nos ponemos en familia a hacer deporte para mover los músculos que el encierro en casa está limitando.

Confinados en casa por el coronavirus. El confinamiento nos pilla en casa para celebrar el octavo cumpleaños de Inés. Las vecinas de enfrente se encargan de alegrarla el día en la distancia con un colorido cartel de felicitación.

Inés celebra su octavo cumpleaños en casa en pleno confinamiento. Las llamadas y muestras de cariño se suceden a cada momento a través de la pequeña pantalla del móvil, pero no es lo mismo que el bullicio de otras ocasiones.

Dentro del estado de alarma y atendiendo a las diferentes fases de desconfinamiento en cada ciudad, llega el momento en el que nuevamente, durante pequeños periodos de tiempo, los más pequeños pueden volver a salir a la calle. Eso no significa que se pueda disfrutar de todo como antes. De hecho, los parques siguen clausurados y no se pueden utilizar ante la sorpresa del pequeño Gael de dos años.

Nuevamente nos hemos acercado a casa de la abuela después de dos meses faltando a la cita. Desde el patio nos hemos gritado las ganas inmensas que tenemos de compartir mesa y espacios. Las voces han hecho que otros amigos de la corrala también se hayan asomado a saludar a Inés y Pablo y charlar por la ventana desde lo más alto. Hoy una hora en la calle muy bien aprovechada.

La posibilidad de los niños de salir hace darme cuenta de que los pasos tímidos de Gael, de no hace tanto, se han tornado en carreras de pies veloces que hacen tener que ponerme las pilas para poderlos seguir. Esta semana que viene continuamos en fase 0, así que con muchas ganas de que pase rápido para dejar de estar tan limitados de tiempo, corretear sin fin y seguir creciendo.

Confinados en casa por el coronavirus. Según pasan los días, cobran más valor los pequeños detalles, los ánimos mutuos en las debilidades y las pizcas de color en los momentos grises. Inés (centro), Pablo (izquierda) y Gael (derecha) comparten espacios y momentos que hacen que veinticuatro horas den para mucho a lo largo del día.

Confinados en casa por el coronavirus. Con Gael (derecha), Pablo (izquierda) y el resto de la familia alrededor de la pantalla, hoy hemos podido conectarnos por videoconferencia durante la guardia de veinticuatro horas de la madre, María José, enfermera en un centro de salud de primaria.

Confinados en casa por el coronavirus. El arco iris que tanto han dibujado y colocado en las ventanas como símbolo de resistencia y esperanza hoy aparece ante el asombro de Inés. La lluvia y el sol también traen estos momentos.

Después de seis meses sin poder acudir de forma presencial a sus clases, Pablo (centro) junto a sus compañeros Valeria, Ariadna, Ángel, Aroa y el resto de la clase se dirigen a su primer día de cole con las mascarillas como elemento indispensable junto a otras muchas recomendaciones y protocolos que a partir de ahora tendrán que cumplir día a día.

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