Reportaje

Ni casas sin gente ni gente sin casa

Desde que comenzó la pandemia he documentado los desahucios de familias vulnerables, que se han incrementado considerablemente por las dificultades económicas que ha conllevado la situación sanitaria. A pesar de las promesas del gobierno para solucionar esta problemática, y cuando hace casi dos años que el Gobierno de PSOE Y Unidas Podemos anunció «el fin de los desahucios», se han producido en ese mismo en España, 29.406 desahucios, lo que indica que unas 80 familias se quedaban en la calle cada día. Tras el escudo social, en 2021 los desahucios han superado a los del año anterior, aun faltando por saber las cifras del cuarto trimestre.
No se aprecia intención real de solucionar el problema de vivienda y en Aragón, a pesar de existir la ley 10/16 que podría dar una solución efectiva a la crisis de los desahucios, ésta no se aplica, y se continua desahuciando a familias con estado de vulnerabilidad declarada sin alternativa habitacional.
El movimiento en defensa de la vivienda reclama que no ha existido una voluntad de escucha y que la única respuesta frente a las concentraciones convocadas ha sido el silencio absoluto.
En este proyecto muestro las muchas casas que eran habitadas, ya vacías, haciendo hincapié así en la nueva figura legal a la que se dirige la documentación judicial, que omite el nombre de la persona y se enfoca solamente en el inmueble, siendo todas las órdenes bajo el nombre «Ignorados ocupantes», lo que facilita el desahucio de la vivienda independientemente de las circunstancias y de las personas que en ella habitan, y siendo a su vez una muestra evidente de la despersonalización del sistema.

La familia de Ruth y José dejó de invertir en su casa al ser comunicado su segundo intento de desahucio. Vaciaron la vivienda de todo aquello que tenía valor, aunque finalmente el apoyo ciudadano consiguió detener el lanzamiento. A los pocos días les llegó comunicada por vía judicial una nueva fecha que fue aplazada por dar la familia positivo en COVID.

Hussein y Amira huyeron de la guerra de Siria hace 8 años. Como otras familias sirias viven aquí con protección internacional y fueron traídas legalmente como familias refugiadas. Nada de esto ha impedido que, a pesar de la vulnerabilidad y la situación de esta familia, con 3 menores a su cargo, sea desahuciada. Dejaron su casa llevando consigo lo más importante y se repartieron alojándose en casas de otras familias sirias, que también esperan las ejecuciones de sus órdenes de desahucio en fechas próximas.

Yahea, Houriyeh y sus 3 hijos dejan vacía su casa tras producirse el lanzamiento de su desahucio. A pesar de su vulnerabilidad declarada, de la protección de interior como familia refugiada de la guerra de Siria y de los esfuerzos de la plataforma Stop Desahucios para impedirlo, la comisión judicial ha ejecutado la orden sin dar a la familia una alternativa habitacional.

Las condiciones de esta vivienda no son dignas para nadie, mucho menos para esta familia de 4 mujeres de Lumpiaque, con Alicia, de 77 años, sus dos hijas y su nieta, menor de edad. A pesar de ello y de su vulnerabilidad declarada tienen programado el desahucio sin alternativa habitacional. La única opción que tienen es dormir en la iglesia del pueblo. La movilización de amistades, vecinos, y de Stop Desahucios, ha conseguido aplazarlo un mes.

Habitación vacía después de la ejecución de un nuevo desahucio de una familia refugiada Siria en Zaragoza.

La hija menor de Ruth y José escribe en las paredes del salón de su casa un mensaje para las autoridades que van a ejecutar la segunda orden de desahucio de ella y su familia. Esta familia no ha podido pagar la hipoteca ni conseguir un nuevo acuerdo con el banco.

Estos son los restos que quedan de esta familia el día de su orden de desahucio. A pesar de las buenas intenciones el propietario no ha podido pagar la hipoteca y su vivienda ha sido embargada.

El salón de esta casa, ya vacía, todavía con los restos de la celebración del sexto cumpleaños del
hijo menor de una de las familias sirias desahuciadas durante la pandemia.

El sillón en el salón vacío de una familia desahuciada, una pareja joven con 3 menores, la pequeña de solamente 8 días de edad, por retrasos burocráticos durante la pandemia que han impedido presentar todos los papeles a tiempo. Voluntarias de Stop desahucios negocian con la comisión judicial para aplazar el desalojo.

Desde el interior, la vivienda vacía con la puerta que da al pasillo del edificio y por la que esta familia de 5 personas ya ha salido al ejecutarse la sentencia de su desahucio.

Restos de la celebración por el embarazo de Claudia que se quedaron en el interior de su casa cuando fue desahuciada sin previo aviso.

Acceso a una vivienda humilde de una familia que ha sido desahuciada.

Patio vacío de casa desahuciada

Esta era la entrada del bajo infrahumano donde vivían dos ancianos de 79 y 83 años, Benito y José, cuya vivienda fue tabicada, con sus pertenencias y animales en su interior, mientras hacían la compra. La falta de atención de las instituciones y la crueldad de este caso concreto, por los problemas de salud de ambos y las circunstancias de la actuación de las autoridades, hicieron de este caso uno de los más relevantes y duros de los muchos que hemos vivido en Zaragoza durante la pandemia.

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