Reportaje

Educación en tiempos de la COVID

Reportaje sobre cómo se tuvo que adaptar toda la comunidad educativa, administración, profesorado, alumnado y familias, a la nueva situación provocada por el coronavirus. Sin ninguna previsión, y de un día para otro, el gobierno declaró el estado de alarma y se cerraron todos los centros educativos del país, lo que provocó una situación inédita. Cada cual hizo lo que pudo, pero la brecha social determinó claramente las posibilidades de unos y otros. Una brecha digital y educativa, incluso alimentaria, en muchos casos, que condicionaba las posibilidades de adaptarse y continuar con el ritmo «regular» de las clases. Al mismo tiempo, esta situación ha dejado al desnudo las grandes carencias que padece nuestro sistema educativo. En este trabajo se fotografía a profesorado, alumnado y familias de diferentes centros educativos de enseñanza primaria y secundaria de diferentes barrios en la ciudad de Sevilla, durante los meses de marzo a junio de 2020. En él se intenta evidenciar cómo la brecha social antes mencionada provoca inevitablemente un desamparo que dificulta sobre manera el desarrollo habitual de una buena parte del alumnado. Se ha producido con ello una situación de desigualdad por la falta de recursos digitales, la dificultad de muchas familias para ayudar en las tareas escolares, incluso la imposibilidad de asegurar una buena alimentación diaria por el cierre de los comedores escolares.

En el patio de un instituto, los hierbajos han tomado el patio del colegio y las pistas deportivas después de tres meses sin ser pisadas por ningún zapato. IES Diamantino García, barrio de Torreblanca, Sevilla.

Viqui recoge los libros de su hijo Teo, dejados en el cole durante los primeros días, a la espera de volver. Un mes después de haberse declarado el estado de alarma, y sin saber cuándo se podría volver al colegio, la Dirección del colegio, con el permiso de la Consejería de Educación, devuelve los libros a las familias para que puedan seguir trabajando en casa.

Amalia, profesora de matemáticas del CP Huerta de Santa Marina, presenta a su perrita Luna a sus alumnos, en una de las tutorías quincenales por videoconferencias que han establecido para tomar el pulso al curso y resolver todas las posibles dudas que esta situación ha provocado. Para gran parte del profesorado, las clases online han supuesto un reto inesperado y un estrés agregado a la situación, ya de por sí complicada. Amalia, es una de las muchas profesoras y profesores que ha tenido que adaptarse a la nueva era digital forzada por la COVID-19 y aprender a manejar programas y plataformas digitales, que hasta ese momento no había necesitado.

Keka ayuda a su hija Blanca con los deberes en el patio de su bloque de pisos en un barrio popular de Sevilla. Cualquier lugar al aire libre era un buen sitio para salir un ratito de casa y dar la clase o hacer deberes. Keka es psicóloga y puede trabajar desde casa. Blanca echa mucho de menos a sus amigas.

Fátima está separada y desempleada. Vive con sus cuatro hijos a los que intenta ayudar con las tareas del colegio aunque le resulta difícil porque ella no pudo ir a la escuela. David, el hijo mayor, ayuda a los hermanos pequeños en todo lo que puede. La televisión, de cuarenta y dos pulgadas está casi todo el día puesta a todo volumen.

David Rosendo es el director del IES público Diamantino García, en el barrio sevillano de Su Eminencia. Lleva dos meses, junto con todo su equipo directivo, intentando dar solución a todas las dificultades que la situación de la pandemia ha provocado. Está empeñado en que nadie se quede sin comer, sin protección contra la COVID-19 y sin seguir las clases. En ese orden. Han gestionado menús diarios para las familias más necesitadas, han repartido algunas tablets entre el alumnado sin posibilidad de compraras y han hecho llegar las tereas escolares, incluso por correo postal, a las familias que no tienen otra forma de hacerlo.

Isabel y Rafael intentan ayudar a sus seis hijos en las tareas escolares en el salón de su casa. Ninguno de los dos pudieron terminar la EGB en su momento, por lo que se ven muy limitados a la hora de ayudarlos. No tienen ordenador, por lo que solo pueden comunicarse con los profesores para corregir las tareas con el móvil.

Andrés prepara la comida mientras sus hijos realizan las tareas escolares diarias y les ayuda a resolver las dudas. Cada cual tiene su ordenador y tienen conexión a internet, por lo que no tienen problemas para subirlas a la plataforma ClassDojo una vez terminadas. Andrés, psicólogo, tiene la posibilidad de teletrabajar varios días a la semana y combinarlo con los días que trabaja su pareja, para así poder estar pendientes de la familia durante el confinamiento domiciliario.

Lidia, estudia 4.º de la ESO en el IES público San Isidoro, en el centro de Sevilla. Algunas asignaturas las dan online, otras por clases grabadas y para otras realizan tareas en las plataformas y después las suben, aunque no siempre funciona bien.
Está harta de estar en casa y echa de menos el instituto y juntarse con sus compañeros de clase, como nunca hubiese imaginado.

Un operario del Ayuntamiento de Sevilla fumiga con ozono todas las instalaciones del CP Jardines del Valle, para que en unas semanas pueda volver el equipo directivo y así comenzar con la matriculación para un nuevo curso lleno de incertidumbres.

Ana y Alicia, directora y jefa de estudios del CEIP Vélez de Guevara de Torreblanca, trabajan codo con codo desde que comenzó la pandemia para solventar todas las dificultades que se van encontrando. Entre otros logros, han conseguido mantener el comedor escolar en formato de catering. Así, los lunes y jueves, más de doscientas cincuenta familias recogen el menú diario para toda la semana.

Manuela recoge las bolsas con el menú diario para sus nietos, lo que solventa gran parte del principal problema de muchas familias que, con la pandemia, han visto empeorada su situación laboral.

Carmen, conserje del IES San Isidoro de Sevilla, espera en el hall del instituto para el periodo de matriculación del nuevo año académico, aún sin saber si las clases podrán ser presenciales. Pertrechada con mascarilla, gel hidroalcohólico, agua y abanico, confiesa que el silencio del centro la entristece.

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